22 feb 2007

Mikel

Ayer di un paseo sólo para toparme con la horrible gente de mi ciudad. La desfachatez de un pueblo que carece de dignidad. Pero mientras los estornudos ensuciaban el aire y las risotadas burlescas inundaban los pasillos de piedra, no me fue posible -y lo estimo demasiado- apartarme de un débil susurro que apuntaba sobre mi pensamiento, insistente en volverme irremediable testigo de una conversación interna apartada llevada a cabo en algún rincón de mi mente.

Comencé a imaginar por aquél entonces, justo frente a un puñado de mujeres y hombres que andaban sin cesar, imágenes que figuraban algunas de mis más arraigadas disquisiciones… reminiscencias mujer-hombre, origen del sufrimiento, obsesividad, acausalidad y un largo etcétera. Lo que miré fueron una especie de manchas de aceite sin forma aparente, pero pude visualizar el entramado de fondo. Sin embargo, lo ilusorio de ese reflejo figurativo rápidamente se disolvió en un nuevo pensamiento que tomó por sorpresa a mi conciencia. Y entonces me cercioré de que en mi mente se efectuaba aquella conversación entre voces que parecían tener voluntad propia:

- “... Porque mi escritora ha fallecido, y ahora quedaré atrapada en una inmortalidad incierta, ahora he cruzado la puerta, y todas las cosas que nos lastiman son insignificantes, ahora tengo independencia, aunque ésta es anónima, siendo un producto imaginario. Pero siento finalmente el sufrimiento mismo, justo ahora que mi escritora ha muerto. Y lo único ya es su pasajera ausencia; la de quienes nos han dotado de presencia” -, dijo la señora D.

Entonces Mikel, mi acompañante de ese día, recordó que tal vez después de todo su vida sólo era cierta para sí mismo, que la guerra y la filantropía, la historia y el devenir, llegaban a ser si acaso la mejor descripción que pueda haber de un sí mismo. Y ambos pensamos paralelamente: Ahora ella permanecerá en el anonimato de las interpretaciones, sin que se sepa nunca nada preciso realmente, sin poder hacer mucho al respecto; su escritora ha muerto, ha partido de la carne.

¿Y nuestra historia? –pensamos- y, ella, el personaje, el mismísimo personaje, se unió a la invocación… ¿A quien le importa?, ¿Podría importarle a alguien? ¿Tendría que importarle a alguien?, si la vida es sólo para los humanos ¿entonces somos únicamente algún desperdicio?. Y luego proseguimos: para quién podría resultar significativa esta conexión, ésta conversación involuntaria, de cualquier forma anónima, ¿Estaremos siendo demasiado irrespetuosos al pensar en esto? ¿Y quién lo haría? ¿Quién nos lo diría?.

El final del día fue extenso, regresamos al comienzo del pasillo y la gente se había ido, cada uno había emprendido la huida hacia el hogar, o quizás para la mayoría éste no existía. Su vida se los impedía. Sin embargo a este punto llegamos a la conclusión de que efectivamente hay personas muy hermosas, pero son escasas.

Tan sólo recuerdo que nosotros vimos las calles desiertas demasiado atractivas, y el contraste de la negra visión planetaria del cielo con la arquitectura conventual nos pareció un sortilegio de magia avanzada. Nos entrelazamos con la idea de que las flores de antaño conservan aún hoy su aroma, y la historia no es el mejor medio para reconocerlo. Estuvimos de acuerdo Mikel, la señora Dalloway y yo, en que tanto ellas (las flores) como nosotros, somos insignificantes en el universo. Y coincidimos en la pregunta por la voluntad de éste mismo.

De qué sirve entonces vivir en el recuerdo de alguien, si su memoria poco importa a los asuntos atemporales. La gloria siempre es pasajera, los días rotos también lo son. Puedes sentirte a ti misma presa de un personaje, y personaje y autor al mismo tiempo, escribirte día a día y sólo para advertir al final de tantos años de trabajo la fatalidad del lector.

Después puedes preguntarte convertido en un inquietante ente literario… y a mí, quién terminará por leerme cuando sea un pequeño librito amarillento, ¿será un vago? ¿un pendenciero? ¿un niño graduado? ¿una mujer de buenos modales? ¿algún solitario? ¿algún burlón? ¿alguna sombra? ¿alguna mano? . Pero lo que siempre es interesante es observar la recompensa de las palabras reflejo en sincronía con las órdenes nerviosas que han impulsado el acto; un cerebro, unas manos, unos ojos, mente y lo que hay detrás, eventualmente.

Sí, el día fue extenso, y su desenlace sutilmente emotivo. Sucede que entonces Mikel cierra su libro y me pregunta si escuché los pensamientos, si se han grabado como laminillas en mi memoria. A lo que yo dije: acabo de darme cuenta, pero la he escuchado a ella, ¿Le has visto? oye y, ¿Crees que cambiaría algo si supiéramos acerca de su destino?... Y Mikel desesperado gimoteó y se puso tenso, y me pidió mientras bebía café en la terraza contemplando la ciudad, que dibujara en una servilleta áspera de 10 x 10 su mejor creación de su breve antaño...

La arquitectura se intimidó ante el contenido revelador de su obra; que si bien el curso de los millares que pasaban estornudando y contaminando el aire, con sus risotadas y sus vidas groseras no me impidieron plasmar, trataré de reproducir a continuación tal como Mikel me lo solicitó:


AQUÍ ESTÁ DIBUJADO UN OJO QUE LLORA


20 feb 2007

Una boda en el cielo (el re-estreno)

-

(voz hombre)

Ella se enamoró de mi canto

Ella tenía las campanas y comenzó a tocarlas

Pensó que estaba sola ahí

Pero yo, yo sólo vivo por los aplausos...


(voz mujer)

Una invitación personal a uno de mis estrenos,

Le envié boletos para mi nueva película

Cuando él se enamoró, yo seguía actuando


(voz hombre)

Yo le envié flores al camerino, y le pedí que se casara conmigo

-pero todo lo que escuché fueron aplausos...


Ahora ella llora con un cigarro en la ventana

-Él canta y gime, como si estuviera herido

Ella llora, tan bien

-Él canta y gime, sólo canta y gime


Yo no tenía idea de que ella necesitara dirección

-Y él fue un homenaje a sus escritores

Eran sólo las canciones que escribí para poder tocarla

-Oh, aquellas tristes, tristes canciones que me hacían feliz


Ahora ella llora con un cigarro en la ventana

-Él canta y gime, como si estuviera herido

Ella llora, tan bien

-Él canta y gime, sólo canta y gime


Después quise reactuar las escenas de amor para nuestro propio filme

Y nunca lo imaginé, pero tuve que usar una doble

-Su voz ahora es más desgarradora cada día

Y ella llora, lo sigue haciendo tan bien…


Oooooh, me lastima...

Márchate, márchate...

Me lastima, estoy herido… detente, detente!...

Cómo me lastima, estoy herido... para ya


A Marriage Made in Heaven by Tindersticks