22 ene 2010

Festival, desfile

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Las flores resecas de la cabecera siguen tan, resecas. Su polvo exhala el pasado confinado sobre la habitación, el presente desecho... soy una pequeña pieza de eso.

El estéreo sonando por horas es un recordatorio, el vino escurriendo por las muñecas un beso prolongado, todo éxtasis todo acaparado por la enajenación frente al espejo -que enferma-.

Festival de propuestas, desfile de indecisión.

Y al final del día, y de la noche, y de la madrugada y de la insoportable mañana, ahora todo el vino es para mí.

El tumulto es el polvo, pero ya no de las flores, de la tierra desesperante por el sol. Los libros son de diagnóstico, ahora; no hay prisa, ni lentitud, no hay literatura, no hay poesía, sólo poemas.

Festival de propuestas, desfile de indecisión. Teléfono descompuesto de impresiones.
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